En 1807 las tropas francesas entraron en España con el pretexto de atacar desde ahí a Portugal, aliado de la corona británica. Sin embargo, para 1808 ya había tropas francesas en Madrid y Barcelona. Como no veian con buenos ojos la alianza con Napoleón, los nobles se organizaron, encabezados por Fernando, hijo del rey , quien en 1808 dirigió un motín para destruir a su padre.
En 1808 España fue invadido por el
ejército de Napoleón Bonaparte, emperador francés. Ante tales hechos, el pueblo español se rebeló en Aranjuez, entre el 17 y 19 de marzo de 1808, obligando a su Rey Carlos IV, abdicar la corona en favor de de su hijo Fernando, quién asumió con el nombre Fernando VII.
Ante las contradicciones de los reyes españoles, Napoleón Bonaparte los reunió a la familia real en la ciudad francesa de Bayona, y obligó a Carlos IV y a su hijo Fernando VII
Carlos IV abdico en favor de su hijo Fernando, pero ambos sabían que para hacer valer sus derechos reales necesitaban apoyo de Napoleón, quien aprovecho las diferencias entre padre e hijo y consiguió que ambos renunciaran a la corona en su favor el 1 de Mayo de 1808. Así, la Corona de España paso a manos de Napoleón, quien a su vez la lego a su hermano Josè, a fin de integrar a España en un sistema de "reinos satélite" alrededor de Francia.
El patriotismo español se demostró más en el pueblo, ante el entreguismo pasivo del monarca, la nobleza, intelectuales y ejército. A partir del 2 de mayo de 1808 en toda la península, surgió una insurrección popular y mediante las guerrillas populares, impidieron la penetración del ejército francés en provincias como Zaragoza, Valencia, Gerona y otras, logrando debilitarlo.